viernes, 24 de abril de 2009

Cinco jingles

    

Mientras arreglo algo más producido para subir, se me ocurre largar este post que me saca del apuro en esta ausencia de inspiración que cada vez se vuelve más rutinaria.

La idea es meter mi TOP 5 de jingles de entretiempo del estadio. Esas infalibles joyas de la publicidad que tanto tiempo consumen a nuestra dedicación mental. Esos enemigos de la concentración, cuya letra y melodía (únicas e inconfundibles) podemos repetir involuntaria, pero incansablemente una y otra vez, muchas veces sin ser del todo concientes de lo que estamos diciendo.

    

NÚMERO 5: Doite, la marca del camping

Creo que es exclusiva del basketball. Es media infame (la grabó Zíngaros).

    "La marca del camping es una sola, la marca del camping es Doite genial. Las mejores mochilas, bolsos, valijas; las mejores carpas para acampar. Doite, la marca del camping"

    

NÚMERO 4: Queso rallado Artesano

     Mi favorito. Lo pondría más arriba, pero los 3 mejores ganan por su peso.

     

    "-¿Rallado yo? Ja, ja.- Queso rallado Artesano. -¡Este queso me tiene rallado!.- Queso rallado artesano, es tan rico que quedás rallado. - ¡Rallado pero feliz!"

    

    NÚMERO 3: Cymaco repuestos

Gran virtud la de hacerme memorizar la dirección del local.

        "¡Dígale sí! Todos los respuestos más baratos siempre están en Cymaco. ¡Cymaco campeón! Línea completa: Citroen, Volkswagen y Peugeot. Cymaco, repuestos y encendido total. En Galicia 1224 está el super local Cymaco. Uno más para atender…"

    

NÚMERO 2: Chorizos Extra Cativelli

Soberbia melodía y una letra inverosímil.

"En la parrilla no pueden faltar los chorizos Extra Cativelli. Al vino blanco, en el tuco o al pan chorizos Extra hay que saborear. En la parrilla no pueden faltar los chorizos Extra Cativelli. -Chorizos Extra Cativelli, medalla de oro en Alemania-"

    

   NÚMERO 1: Larrique rulemanes

      Un hit que no requiere presentación. Todo un himno.

   "Rulemanes, Larrique rulemanes. Con la gente que sabe todo rueda mejor. Rulemantes, todo rueda mejor"

   

    

jueves, 2 de abril de 2009

La verdad de la milanesa

       
Pese a haber conformado mi  selecto y privilegiado grupo de comidas favoritas desde hace al menos una década, no fue hasta hace un par de años que comenzaron mis inquietudes acerca de la milanesa napolitana
 
Los cuestionamientos no llegaron a partir de juicios de valor sobre el gusto y aroma de esta maravilla de la gastronomía, que siempre han destacado el incomparable placer que implica su ingesta, sino más bien que estas interrogantes se han fundado en el análisis etimológico de la popular denominación de este producto.
         
             
Una de mis últimas ideas previas al "período refractario" por el cual ha transitado este sitio, había sido compartir con mis lectores esta incertidumbre, que en ese momento aún no había sido despejada. Específicamente era: La milanesa napolitana, ¿es milanesa o napolitana?
     
Mucho tiempo estuve intentando buscar una respuesta en mi interior (más de un año). Transcurrido el tiempo, habiendo procesado todas mis ideas sobre el asunto, pude llegar a una respuesta concreta, no sin antes alcanzar una madurez intelectual que me permitiera calcar mis conclusiones con un válido sustento. La idea que pude defender por un tiempo, no será divulgada en esta ocasión. Los motivos de dicha omisión tal vez respondan a la vergüenza que me genera haber engendrado un meticuloso análisis sobre el origen del nombre del alimento en cuestión, luego de descubrir la verdad acerca del mismo.
   
LA VERDAD
     
Ahora sí, me remito a sustraer información de Wikipedia sobre este magnífico plato que ha conquistado el corazón de grandes y chicos.
     
"La milanesa a la napolitana es un plato típico de la cocina de Argentina y Uruguaya, inventado en Buenos Aires, que consiste en una milanesa —habitualmente de carne vacuna— llevada al horno para ser recubierta como una pizza, con salsa de tomate y queso mozzarella, añadiéndosele distintos ingredientes (jamón, bacon, atún, cebolla...)"
      
       
                     
Historia:
    
No se llama así por la ciudad de Nápoles, en Italia, sino por la pizzería Napoli de José Napoli, donde se vendió por primera vez en Buenos Aires a finales de la década de los 30 del siglo XX. Se la llamaba milanesa a la Napoli. El establecimiento se encontraba en las cercanías del estadio cubierto Luna Park, en la Ciudad de Buenos Aires.