domingo, 23 de agosto de 2009

Alcohol en gel

 

Hoy quisiera expresar mi orgullo por mantener mi virginidad relacionada al alcohol en gel. Si bien es un producto que existe desde hace años, es el mito de esa tal "gripe porcina" que ha inducido en este híbrido de la higiene un crecimiento exagerado en sus venta, bajo la mejor publicidad del mundo: los informativos contando muertos por esta pseudo-pandemia durante 2 o 3 meses.

 

 
Me he negado rotundamente a humedecer mis extremidades con esa mierda. Todos sabemos que el alcohol que hace bien es el que se sirve en un vaso, eventualmente acompañado con un par de cubitos de hielo, y se vierte en el garguero provocando un disfrute infinito. O sino el que es azul, y sirve para prender fuego cosas... ese también es bueno. Pero como no creo que haya nadie que niegue los innumerables beneficios de la ingesta de bebidas alcoholicas con fines médicos, no me pienso detener en ese tema.
 
Hace como un mes, la vida me puso en una encrucijada poniendo en riesgo mi virginidad relativa a este producto. Fue en el cine, y seguramente tenía las manos muy sucias. Me dirigí a comprar pororó dulce (como corresponde) y un refresco cola sabor lima-limón, y en el mostrador erguía un dispensador de alcohol en gel (rosado para peor). La gente no paraba de untárselo, y fregaba sus manos confiando en las ventajas sanitarias del producto. Cuando fue mi turno sentí la presión: la gente me miraba mientras recibía el cambio, ya con las palomitas de maiz en la mano (en realidad estaban en una caja de cartón, y yo sostenía a esta última). El baño estaba lejos, escaleras de por medio, y era obvio que no iría hasta allí a higienizarme con jabón, como dios manda. Me di vuelta, y con la frente en alto y el orgullo a flor de piel pasé por al lado del dispensador sin hacer uso del mismo. Desde ese día me prometí conservar ese dignificante orgullo hasta las últimas consecuencias, porque si hay algo más humillante que enfermarse de algo que viene de un chancho o está vinculado a ese asqueroso ser viviente, es usar alcohol en gel.
 
Así es que gozo de buena salud, y no tengo otra cosa que recomendar el mejor remedio del mundo para mantenerse alejado de las pestes: lo mejor es no lavarse las manos... nunca. Las mismas cosas con bacterias y bichos que uno toca, van matando a las que ya están en nuestras manos, y así nos mantenemos sanos. Pero si en algún momento esta receta causa problemas (mal olor, gangrena, etc) lo mejor es agarrar un jabón buldog y una esponja de aluminio y raspar las palmas de las manos, pero sin agua. Eso mata todo, por eso todo el tiempo llevo en mis bolsillos estos estandartes de la higiene que me mantienen alejado de las patologías más graves.
 

jueves, 13 de agosto de 2009

País de viejos

 

Creo que una vez más estoy tomando conciencia de aquello que nos intentaron transmitir algunas maestras en nuestro período escolar: el Uruguay es un país de viejos. Una vez más comprendo el significado de esa pirámide demográfica (invertida) que comprendía en el año 2004 casi un 18% de personas mayores a 60 años.

 

Pirámide de población. Población por sexo y edad en Uruguay (2000) 

 

Digo esto porque hace un rato conocí la trágica noticia del fallecimiento de Imilce Viñas, una gorda divina. De esta forma el valioso acervo cultrual nacional sufre una nueva pérdida. La muerte de esta gran actriz, se suma a las de Gonzalo Farrugia, Idea Vilariño, Mario Benedetti, Fernando Peña y Canario Luna, entre otros, completando así un siniestro 2009 en lo que respecta a estas pérdidas cultruales.

 

 

El hecho de tener una población envejecida, hace que los grandes personajes de nuestro patrimonio pertenezcan a grupos etáreos avanzados. Así que es de suponer que la cultrura uruguaya se encuentra en permanente vulnerabilidad. Por ejemplo, en este momento se encuentra internado en el Hospital Británico, aunque fuera de peligro, un ícono de la música popular como lo es Jaime Roos.

  

La única forma de combatir esta carga social como lo es el envejecimiento poblacional, se resume en la siguiente frase: a los viejos hay que matarlos de chicos.

 

miércoles, 5 de agosto de 2009

Tarea cumplida

 
Acabo de cumplir una tarea: recién terminé de leer por completo la primera edición de mi magazine de cabecera, la Revista UnHuevo.
 
 
Si bien, siendo orgulloso suscriptor desde los orígenes de la revista, cuento con la primera edición desde el momento de su lanzamiento (por allá por julio de 2007), el ocio propio de unas cortas vacaciones me pegó para el lado de la lectura (fácil) y me propuse re-leer (va... muchas cosas por primera vez) TODAS las ediciones de dicha revista, desde la última a la primera (en ese sentido). Esta ardua pero placentera tarea me llevó un par de semanitas (son bastantes ediciones y yo soy medio lenteja con el tema de la lectura... y tampoco fue que remití el total de mis horas libres a esta causa), y finalmente me deja libre para comenzar o retomar algunas de las lecturas que tengo en el tintero.
 
A continuación, dejo una lista de los libros que hoy se hacen esperar apilados sobre mi mesa de luz. El abanico de posibilidades es muuuy amplio, pero a nadie que haya visto la lista de canciones de mi MP3 (las cualen van desde artistas como Jorge Lazaroff hasta Frank Zappa) puede asombrarle demasiado.
 
  • "Ciao Napolitano!" de Juan Grompone
  • "Como acabar de una vez por todas con la cultura" de Woody Allen
  • "Macbeth" de William Shakespeare
  • "Los juegos de Mastropiero" de Carlos Núñez Cortés
  • "Jazz para principiantes" de Ron David y Vanessa Holley
  • "Estado de guerra" de Alfonso Lessa

 

No entiendo exactamente el porqué de este post, pero ta. Se escuchan ofertas... por unos días mi decisión está abierta a todo tipo de sugerencias.

 

 

Ah, algo que no tiene nada que ver. El otro día estaba pensando en Pavarotti, y no me acordaba que estaba muerto... que increíble eh... igual que se vaya a cagar, porque una vez escuché que cuando vino a Uruguay dijo que no le había gustado (no tengo puta idea si esta información es cierta).