Yo lo lamento por los uruguayos vinculados a estos populosos proyectos, que se ganan el caviar y el salmón de cada día rascandose las pelotas mientras ven como llueve guita... y dije uruguayos, no Mónicas Farros ni Claudias Fernándeces ni Waldos ni Pichus ni Pachus... aunque sí Sebastián Almada, que no sabe un carajo de nuestro pequeño pais pero por alguna razón me cae bien. (Hablando de Waldo, el otro día lo vi en un programa emitir una opinión sobre Eduardo Mateo y casi vomito). Y esto lo dice alguien que creció sufriendo vergüenza ajena con programas como Jugo de Colores (conducido por Pichu y no sé quien más) y luego tuvo que verlos emigrar.

Bueno, la cosa es que ellos (algunos argentinos) hacen esa mierda porque es lo que tienen y da guita... y ta, está bien, al porteño le gusta el relajo, la chabacanería y todo eso, en cambio al uruguayo también le gusta pero no tanto... o capaz que sí, pero queda mal decirlo siendo que somos un pueblo que realiza enormes esfuerzos por auto-concebirse como culto y educado. Yo siento orgullo cuando vienen obras teatrales desde la Argentina y tienen que volverse con la cabeza gacha porque no llegaron a vender suficientes entradas. Siento orgullo del pueblo uruguayo.
Pero tampoco puedo tolerar que el putaso de Luis Ventura, que se la tira de uruguayo porque veranea en La Tuna, venga a hacer un programa de televisión de chusmerío. Desde lo más profundo de mi ser, le deseo lo peor a ese programa televisivo (y nuevamente lo lamento por los uruguayos que viven de ese proyecto). Invito a todos mis coterráneos a colaborar en esta cruzada demostrándoles que, aunque nos estemos muriendo de ganas de saber qué le dijo Cacho de la Cruz a Sonia Breccia en el corte de La Cantina de Chichita, el pueblo uruguayo no merece un programa de esa calaña. Ya hablé.