Vaya este homenaje...

El Gran Ragnarok nos hace llegar el siguiente informe:

          En el día de la fecha me gustaría hacer un homenaje a dos trabajadores incansables. La especie humana los ha trivializado. Muchos se han reído de mis escritos, pero esto no me detiene. Escribo este humilde panegírico porque tengo algo que la mayoría no tiene: respeto.
          El Lenguaje no los tiene presentes. La Real Academia Española no los ha ingresado todavía en el diccionario, y tampoco la Academia Británica. Quizás otras lenguas, con otros niveles de agradecimiento, los hayan nombrado, aunque lo dudo mucho. Para otra oportunidad quedará la anécdota de cuando, en el gris invierno del 97, en el anfiteatro azul de la Real Academia, se rieron de mis ideas. Hay un nombre que no quiero que se olvide: Talaberti. Fue el único hombre que me escuchó y comprendió, y por eso hoy no está entre nosotros. En otra oportunidad daremos a conocer su historia al mundo, pero hoy no.
          Hechos de plástico, sus entre 8 y 12 milímetros de largo rebosan inteligencia. Desde los ahora de moda All Star hasta los viejos y queridos Champions, ellos siempre ocuparon un lugar de privilegio. En ambas terminaciones del cordón, estos amigos de plástico evitan que éste se deshilache, y nos facilitan en gran medida el proceso de hacerlo por los agujeritos del calzado.
          ¡Cuántas veces se han roto y hemos tenido que gastar sendas energías para pasar el cordón por el agujerito! ¡Cuántas veces, por su falta, hemos tenido que lamer la punta del cordón para que éste pasara por el agujerito, acción no sólo poco higiénica, sino desagradable por antonomasia!
          Ni que hablar de la diferencia estética entre un cordón deshilachado y uno finamente terminado.
          Al decir de Proudhon, ¡cuántos murmullos se levantan!
          Si a alguien le interesa la lucha, bienvenido. Seremos pocos, pero seremos pocos con conciencia.
          Nada más. Gracias por el espacio Kowalsky.