Situaciones incómodas de la vida cotidiana

A continuación, un breve fragmento de la obra “Pequeña y breve introducción de una guía para alcanzar una conducta moral y socialmente aceptada” (sí, así se llama el libro). Es un servicio a la comunidad 100% garantizado por Kowalsky Web, aunque esto carezca de significado real.

En esta entrega: “El ómnibus”(fragmentos)

Situación incómoda 3:

          Sube un cantautor popular a deleitarnos con su peculiar arte callejero. Su vigüela no suena suficientemente bien. Sus cuerdas vocales, parecen haber sido embestidas brutalmente por un toro enfurecido. Al terminar su pieza, los pasajeros del transporte colectivo se sumergen en un respetuoso e incómodo silencio, a excepción de uno: usted, que con una vigorosa agitación de brazos, acerca sus palmas para emitir un par de potentes aplausos, hasta que entiende que ha interrumpido el silencio reinante en el vehículo.

Situación incómoda 14:

          Se encuentra usted sentado en un incómodo y frío asiento del ruidoso vehículo motorizado. Tiene mucha fortuna de encontrarse en esta situación, pues gran parte de los pasajeros, se encuentran de pie, lo que hace al viaje mucho más engorroso. Siente usted de repente un leve sentimiento de cortesía, al ver subir al colectivo a una futura madre. Por esta razón, cédele usted el lugar a la susodicha, marcando acto de galantería. Ella, indignada, accede sin mayor oposición a su gentileza, para que luego usted se diera cuenta de que esta mujer, no estaba preñada, sino que presentaba un exceso de peso, lo que simulaba el acarreo de un niño en su vientre.

Situación incómoda 27:

          Está usted decidido a descender del ómnibus en la siguiente parada. Para ello, se dirige rumbo a la puerta trasera del vehículo. Lo hace en forma sinuosa, procurando no alterar el orden de los pasajeros obstáculo. Finalmente, usted tiene todo preparado para abortar el coche: abrigo puesto, mochila calzada de un solo hombro, y la disposición de extender su brazo que no sostiene el morral, a modo de alcanzar y presionar el pequeño botón rojo que indicará al conductor que alguien solicita descender. Lo hace, mas el conductor prosigue la marcha, salteando perezosamente la parada en la cual usted gustaría bajar. Intenta nuevamente, pero no tiene suerte. Debe hacer algo para alterar la indolente marcha del conductor. Decidido pega un chistazo, pero tampoco logra su cometido. Lo hace una y otra vez, sin resultado. Para entonces usted hubo de alterar por completo el orden del colectivo, ganándose la insípida mirada del resto de los transeúntes.

En la próxima entrega, se publicarán las diversas "conductas moral y socialmente aceptadas" para sortear las incomodidades anteriormente mencionadas y salir ileso (física y mentalmente). Véalo en Kowalsy Web.